El picaflor me entregó tan solo un segundo de su
vida. Y sus alas aleteaban como si de tiempo no se
tratara. Decidí egoístamente atesorarlo por siempre.
1 comentario:
Anónimo
dijo...
Más egoísta fue el picaflor, volando en colores con la esperanza de desnudar la tremenda farsa y atrapar el segundo cegador.
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Más egoísta fue el picaflor,
volando en colores con la esperanza
de desnudar la tremenda farsa
y atrapar el segundo cegador.
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