martes, 6 de agosto de 2013

Burdel

Se escucha el rugir a la lejanía,
y asustado el hombre mira el burdel:
son escombros 

restos de 
un espejo
roto
que la muchacha pisa con regocijo.

Él sonríe con sus tres dientes tallados,
peina su cabello, arregla su corbata,
escucha la sincronía musical de aquellos pies empolvados
mientras atesora la escena. Y a la más bella de su vida.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi mayor malestar
es morir melancólico,
musitó el misántropo maniático
muchas madrugadas más tarde.
Midiéndose bien,
mitón mugriendo sobre el mentón,
no era más que un majadero magistral.