martes, 30 de julio de 2013

Miré el cielo, nublado
e imaginé una rueda de la fortuna
brillando por las pequeñas ampolletas que colgaban en
las barandas.
Temía subirme a ellas, las sillas se balanceaban mucho
y una que otra vez te podía tocar con un niño fastidioso
que alzaba sus brazos e imaginaba
como iba en un columpio extremo o encima de un increíble superhéroe.
Incluso recuerdo que los que manejaban la rueda
se deleitaban deteniéndola para observar a los desesperados niños
forzar al superhéroe imaginario, con super-saltos,
a continuar el viaje.
Los evité con tantas excusas.
Mareos, dolores de cabeza, vómitos repentinos, poco tiempo.
Siempre buscaba un baño en el cual refugiarme y
fantasear con aquella endemoniada rueda
callendo y rodando.
Y hoy caminaba, en medio de la neblina
y no pude no imaginar una hermosa
rueda de la fortuna.
Girando en su esplendor.
Con alguna música de circo,
con sonrientes caras apuntándome
por haberme quedado abajo.
No pude no imaginarme ahí,
caminando hacia la fila y luego,
en la rueda detenida,
en la cumbre del artefacto
la silla más alta
saludando a los desgraciados
que no se atrevían a subirla.
La ciudad se veía bonita desde arriba,
incluso con neblina.
Descubrí que lo que me daba miedo
era bajar.
Pero si no bajaba, tampoco podía subir.
Y no, no quería quedarme condenada a una rueda que no girase,
no podría soportar ver la cara de los maquinarios
riéndose de mi calzón afuera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tomé la libreta, cuidando no perturbar el frágil desorden del escritorio.
Tapa de cuero negro,
del bueno,
y hojas ligeramente amarilladas,
pero firmes.
La primera página estaba en blanco.
La segunda había sido arrancada,
pequeños pedazos rasgados aún se aferraban al lomo.
La tercera contenía dos líneas de apuntes universitarios,
la cuarta una receta de risotto
y la quinta dibujos ociosos,
caricaturas y espirales.
La sexta era un trío de versos tachados,
en letra de cualquier forma ilegible.
La siguiente, y todas las demás, estaban en blanco.
No supe decir si ese librito explicaba todo
o nada.