Qué fue de mí estos doce meses
a dónde estuve
Era yo o la imagen detenida de mi futura ausencia.
De pensamientos, palabras, obras y omisiones
como incauta cristiana
nos dejé partir sin mirar atrás.
Me pudiste haber gritado
y te juro prestaba oídos a
la rama quebrada de nuestros gestos separados.
El tiempo se había tomado una siesta,
y para mi oportuno fue el paréntesis
en qué voté por el extravío
de nuestro hueco en este mundo.
Y ya no hay desvío que nos devuelva
esquina topante, ángulo panzudo
ya no hay grito respirable
que me entregue tu olor perdido.