domingo, 7 de julio de 2013

Un corte en el estómago,
para sujetar las vísceras
y prolongarlas en un camino sinuoso
que tan solo la pequeña ardilla
puede recordar.

Observar la madre,
sujetar el pezón y
contar gota por gota, leche
que emana de la cueva sucia.
Hasta lograr inundarla,
agriamente,
como una marejada de vino.

Tan solo un beso,
queda bajo las esperanzas perdidas
de una
chiquilla suelta.

Su cabello creía estar
aferrado a la inseguridad.

Guarda bajo la manga,
un filtro de cigarro pisado
por huellas bajo la nieve.
Mientras su reloj suena y
la arena avanza sin repudio alguno,
ligera.

Y el dolor del corte no sacia la larga espera, la cuenta infinita.

Guarda bajo la manga,
la esperanza de un sabueso.
El humo deshaciendose a unas cuantas calles abajo.
Su sonrisa creó la imagen,
de la dulzura siniestra
que sigue a la sombra. 

Tan solo la música la guarda,
bajo escombros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siete ángeles y medianoche en Dublín;
el fuego y el fin
que divide hermanos:
en la manga, corazones malsanos
podridos bajo los manzanos.
Notas escapándose por las grietas,
gruesas gotas
que alimentan y ahogan
tanta mala poesía.
¿Quién se durmió en sueños
y olvidó la tierra cuando más importaba?
Alguien se durmió en la fría tierra,
olvidó cómo soñar,
y ahora reclama los escombros.