jueves, 19 de junio de 2014

Perdida


Entre velas y algunas gaviotas,
de noche o de día,
a cualquier hora,
y en línea recta cada tranco
abrigo un vuelo,
que caerá de fondo
a la diminuta tierra mojada.

Ningún segundo palidece
en sincronización con el tiempo,
la noche no avanza y el día está quieto.
Unas luces me ciegan
y blanco o negro contemplo
como el viento azota mi cuerpo
que débil cae a la acera.

Y en línea recta cada paso
incluso si fuego hubiera
arrastro mis muslos delgados,
cada vez más delgados.
Mi esquelético mirar sostiene
el vacío cautivo
como si me quedase ausencia
luego de haberlo tenido todo.

Pero no hay engaño
en que nada atesoro,
solo deambular en línea recta
cruzar perpleja un camino
tras haber sido arrollada.

Pero no hay engaño
en que sudor no hubo,
ni congoja, pena o lástima
bajo la mirada titubeante
en que el cantar de un pájaro
se mantuvo.

No hay lágrima ni de día ni de noche,
por abandonar nunca lo que anhelé
por desempolvar lo que no conservo
por extraviarme inmersa
en el desenlace de mi muerte.

No hay comentarios: