domingo, 15 de junio de 2014

Infancia


“¿De dónde sabes tú, Sócrates, qué cosas
son bellas y qué otras son feas? Vamos, ¿podrías tú
decir qué es lo bello?” (Platón, 1993: Hipias 286d)

Recuerdo un manto cubriendo sus hombros,
bajo el olor de los pinos en primavera
y una canción tarareada una y otra vez:
el palmar de unas manos
el silbar de los pájaros
el chirriar de mis dientes.

Quizás debí haber escuchado
a la mujer anunciar al tren
que partirá
tarde o temprano hacia mi boca
como un atisbo de alguna infancia.
Una bofetada, un llanto desconsolado
el palmar de unas manos
el silbar de los pájaros
el chirriar de mis dientes.

Era de madrugada,
sigilosos mis pies avanzaban.
Había una puerta semi-abierta
de la cual una luz se proyectaba.
Y sin embargo mis ojos se acurrucaron
al funesto dolor menguante
que expele un muerto al siguiente día.
El barco partió de mi antes que el tren:
el palmar de unas manos
el silbar de los pájaros
el chirriar de mis dientes.

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