domingo, 2 de junio de 2013

El baile de los muertos

El baile de los muertos, en la madrugada.
Las luces de los semáforos en cada esquina.
Adentro ella bailaba.
La chica quería volver a sentir.
Más sabía que nadie sentiría por ella.
Ni si quiera,
cerrando,
los ojos.

Adentro él pedía otro vaso.
No habían rastros del pasado.
Solo del presente, incluso del futuro que se avecinaba.
El tomaba su mano, sus ojos.
Su atención se desviaba,
solo un par de veces
en la chica
que quería,
volver a sentir.

El baile de los muertos sucedía.
Como dos cadaveres danzando,
en el mundo real, lúcido.
Solo con los ojos.
Pues sus manos,
sus caderas,
sus besos,
se trasparentaban como
signos del pasado.
Cada vez más invisibles
al tiempo.

La chica que quería
volver a sentir,
se sentó sola.
Él le sonreía de lejos.
El baile de los muertos continuaba,
y debía llegar a un fin.
La chica se perdió en la esquina,
la de los semáforos.
Quizo desaparecer,
borrar sus huellas
y arriesgarse a la soledad.
No creyó que podía volver a sentir.
Cargando,
con la piedra,
mas grande,
se esfumó.

Otro hombre se apiadó de sus lagrimas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una noche le pregunté
-¿Qué son?
-Es una pajarera.
-¿Una pajarera?
-Sí
-¿Y para qué sirve?
Mantuvo los ojos fijos en aquellos dibujos que parecían máquinas.
-Se llenan de pájaros, todos los que se pueda.
Y después,
un día en el que suceda algo feliz,
se abren sus puertas de par en par
y se mira cómo vuelan libres.