La perspectiva es por naturaleza un arma de dos filos. Por un lado ofrece a los
cuerpos el lugar para desplegarse plásticamente y moverse mímicamente, pero por otro
ofrece a la luz la posibilidad de extenderse en el espacio y diluir los cuerpos
pictóricamente. Procura una distancia entre los hombres y las cosas, pero suprime de
nuevo esta distancia en cuanto absorbe en cierto modo en el ojo del hombre el mundo
de las cosas existentes con autonomía frente a él. Por un lado reduce los fenómenos
artísticos a reglas matemáticas sólidas y exactas, pero por otro las hace dependientes
del hombre, del individuo, en la medida en que las reglas se fundamentan en las
condiciones psicofisiológicas de la impresión visual y en la medida en que su modo de
actuar está determinado por la posición de un “punto de vista” subjetivo elegido a
voluntad.
Erwin Panfosky
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