Se
acomoda la chaqueta de jeans:
para
llevársela a donde nadie
para
tragársela, esperando
por un
gesto pequeño
atenuante
una
suerte de soprano, o tiple
aullado
por pronunciarse
frunciendo
el goteo
de un
caer de plomo
que da
de asfixia
que da
de ensueño.
Para
sacarse de a poquito el viento que lo empuja
a
tragar ese paracetamol vencido
que se
estanca entonces en su garganta
haciendo
chillar la luz
atosigada
del día
que iba a ser mañana.
Para
usarte como complemento
y así
resguardarse de una extinción probable
resguardarse de una extinción probable
de un
desamparo como secuela
o de
una incidencia próxima.
Para
abrirse, partirse, como cáscara de pintura seca,
mojado
por el orgasmo frenético
de un
corte
de un
follar hueco desafiado en la distancia
coagulante
como una inyección
que no
zanja en un grito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario