viernes, 2 de mayo de 2014

Incendio en Valparaíso

Prefiero amar a un alma destrozada
no un ángel, no un simio.
Amar lo virginal de unos ojos
o la silueta de una sombra.
Cogería entre mis manos el hálito
exprimiría el olor de la sangre
y tan resuelto sería
mi ir y venir cada día.

La mirada del humo me acecha
¡Corre de mi la mirada!
Espanté mi vista del abandono
pues abren las puertas hacia la salida.

El viento confirmó sentimientos
destroza mejillas de primaveras
el naranjo de un otoño se replica
son uno o dos minutos de gritos.
Y tu hálito aún conservo
y tu sangre aún exprimiría.
Pero un ángel presenta sus manos
y ya no escucho el alma destrozada.

El silbido del fuego destrozado
me susurra al oído su canto.
Descubro que el ángel escapa
pues me ampara de nuevo su sangre.

Es preciso que el fuego ya no brote
las sirenas hoy se silencian
el pasado mora en esas tierras
de escombros calcinados por el viento.

Que bella noche de agonía,
recuerdo vestirme de tercio pelo negro
subí las escaleras incesantes y
suplicamos a la obscuridad nuestra ida.

Prefiero amar y amar a un alma destrozada
no un ángel, no un simio,
amar lo virginal de sus ojos
o la silueta de su sombra.
Cogería entre mis manos su hálito
exprimiría el olor de su sangre
y tan resuelto sería

mi ir y venir cada día.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya se me olvidó por qué hago esto,
si es que alguna vez supe.
Quizá solo buscaba la intimidad a través de versos, espejos
y un largo catalejo.

Pm dijo...

A mi también se me olvidó

Anónimo dijo...

En fin, un poco menos solos.

Pm dijo...

¿sí?

Anónimo dijo...

Sí.