Prefiero
amar a un alma destrozada
no un ángel,
no un simio.
Amar lo
virginal de unos ojos
o la
silueta de una sombra.
Cogería
entre mis manos el hálito
exprimiría el
olor de la sangre
y tan
resuelto sería
mi ir y
venir cada día.
La mirada
del humo me acecha
¡Corre de
mi la mirada!
Espanté mi
vista del abandono
pues abren
las puertas hacia la salida.
El viento
confirmó sentimientos
destroza mejillas
de primaveras
el naranjo
de un otoño se replica
son uno o
dos minutos de gritos.
Y tu hálito
aún conservo
y tu sangre
aún exprimiría.
Pero un
ángel presenta sus manos
y ya no
escucho el alma destrozada.
El silbido
del fuego destrozado
me susurra
al oído su canto.
Descubro que
el ángel escapa
pues me
ampara de nuevo su sangre.
Es preciso
que el fuego ya no brote
las sirenas
hoy se silencian
el pasado
mora en esas tierras
de escombros
calcinados por el viento.
Que bella
noche de agonía,
recuerdo vestirme
de tercio pelo negro
subí las
escaleras incesantes y
suplicamos a
la obscuridad nuestra ida.
Prefiero
amar y amar a un alma destrozada
no un
ángel, no un simio,
amar lo
virginal de sus ojos
o la
silueta de su sombra.
Cogería
entre mis manos su hálito
exprimiría el
olor de su sangre
y tan
resuelto sería
mi ir y
venir cada día.
5 comentarios:
Ya se me olvidó por qué hago esto,
si es que alguna vez supe.
Quizá solo buscaba la intimidad a través de versos, espejos
y un largo catalejo.
A mi también se me olvidó
En fin, un poco menos solos.
¿sí?
Sí.
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