Hoy es el aniversario
de la muerte de un alma
que nació sumergida
en lagrimas otoñales.
Un quince de mayo
bajo las aguas tibias
presencié tu ida
abalanzarse.
E intenté abrazarte,
abrazar los restos
darte lo único
que podía darte.
Pero perdida estabas
entre tantas penas,
apenas podía
con mi voz tocarte.
Querida mía,
alma querida
¡prueba mi canto
y vuelve a mis días!.
Y todos los días
arde tu ausencia,
me encojo y retuerzo
cubriendo vacío.
Querida mía,
alma querida
¡prueba mi canto
y vuelve a mis días!.
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