sábado, 26 de abril de 2014

Ríos corren formando el camino de un lagrimal hecho de hojas
pequeñas hojas apunto de caer.
¿Se renueva el agua si corre en círculos?
No, penetra las tinieblas de enemigos.
Se forma y contacta la dureza de cenizas
su negro y sus ojos trovadores de silencio
como un ángel observa la tormenta.
Son hielos o huellas de hielos quebrados por el frío.
Desangra su rostro impasible
que sufre el invierno superficial de lirios.
Viene a cumplir su propósito.
Se eriza y cubre con dulzura su peste.
Mora en el océano una esperanza de
encumbrar milagros viejos.
Desendemoniar a los demonios
disfrazados de humano pues gimen
y en somnolencia la rabia grotesca
derrite el frío de los hielos.
Un ángel observa la tormenta
y se alimenta.
Un ángel se viste de negro
y escapa.
Se ciñe tranquila, mientras los niños lloran por el fuego.
Pobres fríos de invierno,
de rodillas imploro clemencia.

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