sábado, 1 de marzo de 2014

El agua se refleja obscura y siniestra
-cual atardecer de primavera-
y me acompaña en mis vísceras
el calor.

La noche fría se acerca y
una vez más temen mis labios
por quebrarse para siempre.

Hoy sueño mi vida
como una esperanza del pasado
que atraviesa el mirar
de mis ojos esta mañana.

La imposibilidad de lo real
me obliga a llorar
cuantas lagrimas sean suficientes
por complacer el luto de antaño
y conmemorarlo hasta que
mi timidez no de a basto.
Hasta que pueda tan solo
abrazar mis propios brazos.
Mas me engaño
pues la lucha se asoma toda noche
y recuerdo
que no puedo vivir con su ausencia.

No hay comentarios: