jueves, 24 de octubre de 2013

piélago

Un sueño de atardeceres en la ribera de un piélago
mientras aguas suben, aguas bajan.
La mano se acopla a su ánima
quién la cubre con elegancia y observa anónima.
Se respiran,
hocicos fusionados
narices se hacen cosquillas,
buscan la inocencia
del pasado en temporadas venideras.
Hoy se buscan en la distancia del tiempo
pues cerca se tienen
más cerca que en sueños.
Trae la flor un hedor,
gris oculta la belleza
de brotes emergiendo en primavera,
de otoños cristalinos
e inviernos acogedores.
La oculta pués no queda más
que la imaginación de
ambos dos unidos en el presente,
separados por lágrimas
que crujen por volver
mientras observo,
al sol temer
por mí.

No hay comentarios: