sábado, 10 de agosto de 2013

Morbosidad

el gusto en ver el flujo acumulado
en dos gotas obscuras que amenazan con
caer y así

dejar, como un caracol, la huella
preciosa del camino.

El gusto de ver las gotas hundirse,
abatidas
y no poder dedicar
ninguna de ellas.

La campana dejó de manosear al pasado
en una espera perversa.
Dios sabe que,
todos los hombres saludan con sombreros
y con sus ojos
a las muchachas que alimentan
la provocación de la disputa
por alcanzar labios agrietados y dolorosos.
Hocicos golpeados
perras en perreras desafortunadas
arañadas y malditas.
Así lo hacen siempre
como un círculo eterno
en el deseo de ver quemar los cuerpos ingenuos
mientras se besan apasionadamente.
No importan las quemaduras,
si pueden guardar las cenizas de
aquellos sombreros.

Es un beso lo que pretende salvar
la humanidad corrompida por
una búsqueda morbosa

he ahí

el gusto en ver el flujo acumulado
en dos gotas obscuras que amenazan con
caer y así

dejar, como un caracol, la huella
preciosa del camino.

1 comentario:

Anónimo dijo...

pasó más allá de los pinos,
rompiendo el camino
con rugidos de bencina
y venas de nicotina.
Del roquería a la bahía,
recirculando el vicio con demasía,
contemplando las gotas coincidentes
con los ojos cubiertos a regañadientes.
Callando, venerando,
admirando, amenazando,
el camino del caracol
inexorable.
Luego lejos,
solo,
por fin,