miércoles, 15 de mayo de 2013

¿Tendré que tener el recuerdo para siempre en mí?
Algo más que memorias burdas,
y palabras que podrían herirte.
Aquí, ¡aquí!, siéntelo,
tendré que tener...
Vestigios de huellas pequeñas.
Reflejos míos y tuyos en un espejo,
de agua y líquidos rancios.
De sangre esparcida.

Maldito es el tormento, que hoy
decidió adentrarse en mí.
quizás fue predicho antes,
y no pude evitarlo.
Y aunque el cielo tenga nubes,
y caigan angeles y no simplemente la lluvia,
no los podré amparar.
No los podré amparar...
Se resfalarán en mis manos,
se sentirán imposibilitados
ante la ausencia del amor.

Y tu no lo sabrás,
no sabrás de aquel último recuerdo, jamás.
No creerás en esos ángeles guardianes,
que quizás algún día te protejan.
Ángeles que sirvan,
en otoños anormales.
No te dolerá aquella ausencia,
pues hoy no te duele.
Solo caen lágrimas imparciales,
que no cumplen su función
y solo lavan manos,
solo lavan tus propias manos,
del dolor.

Criatura,
pierdo toda esperanza,
pues no te la pude dar a tí.
No hay amor más siniestro
que el que te privo a tí .
Te ruego me perdones y vivas,
más allá de mí.

El viento correrá la voz,
de las cartas que te escribiré,
cuando me culpe de la soledad
ésta soledad,
que me creé.

Y te guardaré, en el corazón que no tengo.
¡Te juro que no lo tengo!
Sé que tu lo puedes sentir también.
Siéntelo, siente que no está.
Y te guardaré en ese espacio vacío,
quizás así me reconstruya,
llenando cada pequeño espacio,
con alguna memoria,
perdida memoria que tu pudiste darme.

Pero hay algo bueno,
hay algo bueno,
ya no lloro...
 solo por mí.

Hay esperanzas, de un
lugar
para mí, hay esperanzas,
de un 
silencio inmortal,
finalmente,
hay algo hermoso
en lo que puedo creer.
Se junta en tí el odio,
el dolor, pero más el odio
y aún así,
siendo la cosa más odiosa,
que he tenido el valor de conocer,
hay esperanzas. 

Una sonrisa tras el tormento.
Un beso y una caricia,
que me saludan desde lejos,
muy lejos. 

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