En mi
cabeza, un camino pedregoso me lleva hasta el pájaro muerto.
-Entiérrame
– me pide, y en los ángulos de sus miembros rotos los reproches se mueven como
versos.
Me haría
falta tierra.
Tierra
negra y pesada.
Una
pala.
No tengo
más que unos ojos.
Ojos
velados y tristes, empapados en un agua glauca.
Los
cambié en el mercadillo por algunas monedas extranjeras sin valor. No me
ofrecían otra cosa.
Los
cuido, los froto, los seco con un pañuelo sobre mis rodillas. Con prudencia,
para no perderlos.
A veces
arranco una pluma al plumaje del ave y dibujo venas moradas en esos ojos que
son mi único tesoro. A veces llego a ennegrecerlos del todo. Entonces el cielo
se cubre y la lluvia empieza a caer.
Al
pájaro muerto no le gusta la lluvia. Se deslíe, se pudre, desprende un olor
desagradable.
En ese
caso, incómodo por el olor, me siento un poco más lejos.
De vez
en cuando hago promesas:
-Iré a
buscar tierra.
Pero no
lo creo. El pájaro tampoco lo cree. Ya me conoce.
¿Por qué
ha muerto aquí, donde sólo hay piedras?
Un buen
fuego también iría bien.
O
grandes hormigas rojas.
Pero todo
es tan caro…
Para una
caja de cerillas hay que trabajar meses y meses y las hormigas son carísimas en
los restaurantes chinos.
Ya no me
queda casi nada de mi herencia.
La
angustia se apodera de mí cuando pienso en el poco dinero que me queda.
Al principio
gastaba sin pensar, como todo el mundo, pero ahora debo tener cuidado.
No
compraré más que lo absolutamente necesario.
No puede
haber, por lo tanto ni tierra, ni pala, ni hormigas, ni cerillas.
Y además
ahora que me paro a pensar, ¿Por qué tengo que sentirme tan preocupado por los
funerales de un pájaro desconocido?
Agota Kristof, Ayer.
Canta pajarito que viene de aquí para allá,
el sol te lo pide pajarito que vuela sin cesar,
ya no te veo pajarito, te esfumaste sin cantar,
pues a mi no me importa, siempre te voy a recordar.
1 comentario:
Dos cuervos en un corral de conejos muertos.
Mi revólver dispara tan solo un tiro, eso es todo lo que necesito.
Una bala, siempre mortal.
¡Dispara!
Ahora, ¿podrías decir cuál mataste tú y cuál yo?
Este es el tuyo, tiene un tiro en la cabeza.
Este es el mio, tiene un tiro en el corazón.
¿El corazón? ¿La cabeza?
Cámbialos de sitio.
Ya es hora.
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