sábado, 26 de noviembre de 2016

Huir

No me leas en vano
para que cruce lo sordo de tu mueca.
No repitas esas húmedas palabras estériles
que renuncian a buscar lo podrido de las margaritas.
No asumas mi muerte como si un barco
estuviera en el puerto zarpando.
No subestimes mi tristeza
que se alza sobre la primavera
sobre la noche, sobre el silencio.
Arranqué el último dolor
para beber de la ola que pisó al hombre.
Vestí de fiesta mi incertidumbre
para luego ocultarme y huirme.
Y huída hoy aún me revuelco
en la posibilidad de no decir
"que la muerte se alze y se abran las flores
del alma fatigada y de su anhelo".


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