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Seducen tus
besos mis labios o seducen mis labios tus besos
con frescura
que hipnotiza la fragancia de un soplo.
Y luego,
Encrespado,
mi cuerpo
ondulado,
toma curvas
para
abandonar impotente un gemido que
sombrea un
bosquejo, o la figura o consume alguna línea.
Recorro de a
poco mis pies, mis manos,
y escondida
la luz refleja
caricias que
culminan, se acaban.
Entonces, prudente como un aullido
roso el latir
de mi palma con tu pecho
y sobria riego con agua
tu pellejo descartado y blanco.
Así arde placentero el capullo,
lo sostengo en mi mano como si luz fuese.
Así fuga una estrella
empolvada en basuras recogidas.
1 comentario:
En el movimiento de las olas se escondieron
las palabras, la vista, la espuma
del ardor y la memoria,
extraídos y batidos en azul salmuera.
Los huesos del cerro soplan,
sacudiendo ramas y hojas, verdes y amarillas,
luciendo los mil destellos de un lago espejeando.
Su reflejo en profundo corona y desvela
la desgracia.
Sin trino ni gorjeo.
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