martes, 13 de marzo de 2018

VErsión nueva


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Seducen tus besos mis labios o seducen mis labios tus besos
con frescura que hipnotiza la fragancia de un soplo.
Y luego,
Encrespado, mi cuerpo
ondulado, toma curvas
para abandonar impotente un gemido que
sombrea un bosquejo, o la figura o consume alguna línea.
Recorro de a poco mis pies, mis manos,
y escondida la luz refleja
caricias que culminan, se acaban.
Entonces, prudente como un aullido
roso el latir
de mi palma con tu pecho
y sobria riego con agua
tu pellejo descartado y blanco.
Así arde placentero el capullo,
lo sostengo en mi mano como si luz fuese.
Así fuga una estrella
empolvada en basuras recogidas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En el movimiento de las olas se escondieron
las palabras, la vista, la espuma
del ardor y la memoria,
extraídos y batidos en azul salmuera.
Los huesos del cerro soplan,
sacudiendo ramas y hojas, verdes y amarillas,
luciendo los mil destellos de un lago espejeando.
Su reflejo en profundo corona y desvela
la desgracia.
Sin trino ni gorjeo.