Estoy
segura de que la filosofía embargada en fracciones de ácidos u hongos o que
otra droga podría ser, se sostienen tan plácidos como la sensación del tiritar
de los labios de quien ya no te quiere.
1 comentario:
Anónimo
dijo...
El hombro perdido, la mirada esquiva. Bailando un tango inconexo en la vía púb(l)ica.
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El hombro perdido, la mirada esquiva. Bailando un tango inconexo en la vía púb(l)ica.
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