sábado, 28 de marzo de 2015

Una mujer

Una mujer que brilla serenamente
vive recostada en su anhelo
asombra con luz a la cría
de sí, de sí misma, solemnemente.

Igual que un astro inútil
reservado a gestos suspirados
versátiles como la cría
de alguna estrella sutil.

Inoportuna desobedencia del alma
demonio que el reflejo profana
no intenten curar  mis días,
tan solo denme más calma.

La arena desierta del fardo
se acerca en soledades hondas.
Consumen en tinieblas mis días
por uno o dos versos más largos.

El cielo solía mirar claro y rosa
ahora ya siempre obscurece.
Más que me importa mientras ría
mientras viva conserve mis cosas.

En sus hombros caigo constantemente
pues sus ojos, comidos se comen
y ya no sé si olvido mientras ría,
mientras pierda aquella, o todas mis cosas.

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