su voz que me la privaron destos días
ahí en los ojos aguachados
insatisfechos como grietas
-sí que los ojos tienen voz-
me decía ésta que me aquiete
y luego todo lo contrario:
tal como me movía
buscándome otros ojos callados
que me dijeran si acaso o servía o
si mi calma ya no pertenece,
perdida me aguaba en las señales
desos gestos de su voz hurtada.
2 comentarios:
El camino de regreso me llevó por barrios viejos. El atardecer - su luz, sus nubes, sus colores, bajo los cuales nos quisimos - lo tapan colosos extraños, esqueletos de vidrio y acero. Reconozco una calle, y a su final una plaza.
Esos lugares de nuestro pasado, ¿son ellos los embrujados o nosotros los fantasmas?
¿Pensaremos en la misma plaza?
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