lo
huelo al correr de trazada a la cotidianidad
de
estar groseramente intacto frente
a
los hechos placenteros tú solo sabes que
de
mi ya quedó casi
sin
quererlo:
mi
piel blanca
cuya
flor de puntos procesan
el
olor expedido de la mujer del mall
que
de la registradora hacia afuera ya no
toca
nada
ni
del sabor de unos culpables de creer
que
de si mismos sí son
en
un
para
mi
que
me peino una y otra vez mientras escucho
la
voz de belleza ronca
decirme
donde vivir si sol habrá mañana
o a
quien remanguerearon hoy los civiles que
mueven
sus caminos de
la
tierra de hombres
de
piel comercializada
para
retenernos
grotescamente
olernos cuerpos bañados
poner
de frenos nuestros pezones
de
inconexas oraciones
para
no solo después vernos unos minutos
en
sueños que
ya
son casi séis horas
sumadas,
si las sumo sí
ya
son séis horas.
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