domingo, 8 de septiembre de 2013

La copa reflejada en mis ojos que sienten tus ojos
mis dedos reflejados en el agua de la llave que no corre
prueba la fuente y se deshace como
si el humo huyera del cáliz.
y la nube evoca el rostro
y la memoria se cubre de pañuelos negros
y la mujer camina por un pasillo de vidrio mientras baila.
y las cutículas pronunciadas quieren ser sacadas
bajo el manto del féretro que me grita la ausencia.
Puede la noche llorar mientras el día.
Puede porque así me sumerjo bajo el mar de escorias
en busca de un tesoro bello y libre que
me deje ir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No te pares en mi tumba a llorar.
No estoy dormida. No estoy ahí.
Soy miles de vientos que soplan,
soy los destellos diamantinos en la nieve,
soy la luz del sol sobre grano maduro,
soy la lluvia suave del otoño.
Cuando despiertas en la quietud matutina
soy el veloz impulso de despegue
de pájaros silenciosos en vuelo circular.
Soy las estrellas suaves que brillan de noche.
No te pares en mi tumba a llorar,
no estoy ahí; no me morí.

-Mary Frye

Todo el talento del mundo no logrará que rime en castellano.